Qué hacer cuando te falla el internet de Telmex


Si eres alguno de los usuarios que han tenido problemas para conectarse a internet, tienes varias opciones para poner tu queja y que la empresa responda a la falla

Si eres alguno de los usuarios de Infinitum de Telmex que han tenido problemas para conectarse a internet, tienes varias opciones para poner tu queja a fin de que la empresa responda a la falla.

Una opción es llamar directamente a Telmex, al 01 800 123 2222, para poner la queja e informarte sobre el origen de la falla y posible solución.

También puedes levantar tu queja a través del portal Soy Usuario, operado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) en coordinación con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).

Solamente debes ingresar a ww.soyusuario.ift.org.mx, registrarte, elegir el servicio donde se presenta la falla y explicar tu inconformidad. Posteriormente se generará un folio sobre tu queja, al cual le dará seguimiento Profeco junto con la empresa para solucionar el problema y, en su caso, proceder a un reembolso o bonificación.

También puedes acudir directamente a Profeco, la cual cuenta con Concilianet, un servicio en línea que funciona similar al de Soy Usuario.

Sólo debes registrarte, anexar la queja y documentarla, y esperar a que la Procuraduría te dé una respuesta, la cual puede tardar de 5 a 10 días hábiles.

El contrato de Telmex indica que en caso de falla, tardará máximo 15 días hábiles en dar respuesta al cliente para realizar el ajuste o bonificación que sea pertinente.

10 cosas que tu cuerpo sigue haciendo aún muerto



10 cosas que tu cuerpo sigue haciendo aún muerto
10. Crecen el cabello y las uñas
En realidad, esta es una creencia proveniente de un engaño del cuerpo. Aunque las uñas y el pelo parecen crecer durante los días posteriores a la muerte (de hecho, si se los mide se comprueba su mayor extensión) lo que en realidad sucede es que la piel se contrae. El cuerpo no produce más tejido, sino que la epidermis pierde humedad y se encoge, dejando al descubierto más pelo y haciendo que las uñas parezcan más largas.

9. Se mantiene cierta actividad cerebral
Cuando nuestro corazón se detiene, las células del cerebro comienzan a pelear entre sí por el poco oxígeno y nutrientes que quedan una vez que se interrumpe la circulación sanguínea. Esta lucha dura hasta provocar un daño cerebral irreparable. Sin embargo, con las drogas apropiadas administradas en el momento justo, la actividad del cerebro humano puede mantenerse intacta durante varios días sin depender de la actividad cardíaca.

8. Crecen las células de la piel
Mientras que la pérdida de circulación de la sangre puede matar al cerebro en cuestión de minutos, otras células no tienen tantos requerimientos; como las células de la piel. Acostumbrados a vivir en la periferia del cuerpo y nutrirse a través de la ósmosis, pueden permanecer vivas durante días.

7. Se expulsa orina
Creemos que esta es una función voluntaria, ya que podemos controlarlo aunque tengamos ganas de ir al baño. Una parte de nuestro cerebro está siempre a cargo de esta función; la misma parte que se encarga de regular la respiración y el latido del corazón. Es la misma porción del cerebro que afecta el alcohol: si bebes demasiado podrías orinarte y probablemente ni siquiera te des cuenta.
El rigor mortis endurece los músculos, pero esto no sucede hasta horas después de la muerte: los minutos siguientes al deceso, los músculos se relajan, provocando que la gente orine aunque esté muerta.

6. Se eliminar desechos
Todos sabemos que en tiempos de estrés el cuerpo elimina los desechos. Es normal que necesitemos ir al baño antes de un examen, una entrevista de trabajo, un viaje o cualquier otra situación que nos ponga nerviosos. Una vez que morimos, nuestro cuerpo elimina los desechos en forma de excremento y puede ocurrir varias horas después de la muerte.

5. La digestión continúa
Resulta que cuando mueres, tu cuerpo se encarga de algo más que de eliminar desechos. No olvides que compartes tu cuerpo con una gran cantidad de otras criaturas, la mayoría de ellos muy beneficiosos. En este caso hablamos de lasbacterias que viven en el interior de tu intestino no mueren sólo porque tú lo haces. Si bien muchas de ellas son parásitos, algunas son una gran ayuda para el proceso de digestión, y hacen parte del trabajo por ti. Tú mueres pero ellas siguen trabajando.

4. Erecciones post-mortem
Aunque no lo creas, esto sucede. Técnicamente es un priapismo, y se observa en los cadáveres de hombres que fueron ahorcados; la presión en el cerebelo, creada por el lazo de la soga utilizada para ahorcar provoca este fenómeno. Al morir por colgamiento, ya sea una ejecución o un suicidio, la lesión que sufre el cuerpo afecta a los genitales. También se observa en personas que sufrieron disparos de armas de fuego que provoquen heridas en el cerebro, vasos sanguíneos mayores, o muertes violentas por envenenamiento.

3. Los músculos pueden moverse
Muchas enfermeras son testigos de este tipo de sucesos. Algunos músculos continúan moviéndose, aún después de la muerte: el sistema nervioso puede mantenerse vivo durante un tiempo, enviando señales a la médula espinal que provocan espasmos y tirones en algunos miembros.

2. Vocalizaciones
Nuestros cuerpos están llenos de gases; no es fácil escucharlo pero es cierto. Al morir, todos ese gas se incrementa por la actividad bacterial en nuestro tracto digestivo y buscan una salida. Una de las vías más accesibles para abandonar el cuerpo es la tráquea. Los quejidos, gruñidos y otros sonidos más bien guturales y primitivos que algunas personas escucharon salir de la boca de un muerto se deben a que dichos gases tienen que pasar por un conducto contraído por elrigor mortis.

1. Dar a luz
Aunque parezca ciencia ficción, existen casos documentados en que una mujer embarazada muere y al poco tiempo su cuerpo expulsa al feto, un fenómeno que lleva el horroroso nombre de “nacimiento en ataúd”. Su explicación científica también tiene que ver con la relajación de los músculos y el incremento de los gases internos, combinación que termina por empujar hacia afuera todo lo que haya al interior de un cuerpo, así sea del tamaño de un bebé.